El calor es un riesgo para la seguridad y la salud en el trabajo. El calor excesivo durante el trabajo supone riesgos para la salud y limita las funciones y capacidades físicas, la capacidad de trabajo y la productividad de los trabajadores.
Las temperaturas superiores a 24 °C-26 °C se relacionan con una reducción de la productividad laboral. En temperaturas de entre 33 °C y 34 °C, a un trabajador con un ritmo de trabajo moderado le supone una pérdida del 50 % de su capacidad de trabajo. La exposición a niveles de calor extremos puede provocar golpes de calor a veces con resultados mortales.
Esos riesgos afectan a los trabajadores de todos los sectores. Sin embargo, existen ciertos trabajos que corren un riesgo mayor, ya que implican más esfuerzo físico o se realizan al aire libre. Esos trabajos suelen estar vinculados a la agricultura, los bienes y servicios medioambientales (gestión de recursos naturales), la construcción, la recogida de basura, las reparaciones de emergencia, el transporte, el turismo y los deportes. Los trabajadores industriales que operan en entornos cerrados también están en riesgo si las temperaturas dentro de las fábricas y talleres no se regulan adecuadamente. Con niveles térmicos elevados, la fatiga mental puede dificultar incluso la realización de tareas de oficina o administración.
